ROJO A VISTA DE PÁJAROS

Siempre quise chillar cuando alguien

en cualquier momento

me arrancara el sujetador,

un par de mordiscos y basta.

Vislumbré un gozo inesperado

y apañé un manto rojo

de sonrisas y locuras.

Sentía bailar con el corazón,

quería abandonarme

y saltar a pie de carretera.

Mis pechos aullaban,

los lamía a sorbos

besabas mi cuello mientras te desnudabas.

Nos perdimos en los pliegues arrugados de nuestros cuerpos.

Ya no quedaban espejos en los que mirarnos.