Irreconciliable 2021

Markel Hernández

Markel Hernández Pérez (Arrigorriaga, Bizkaia, 1997) es graduado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Máster de Estudios Literarios y Teatrales en la Universidad de Granada. Ha colaborado con diversos grupos de teatro en Bilbao, Salamanca y Granada (donde actualmente actúa con la compañía Mitra Teatro), y en las tres ciudades ha estrenado varios de sus textos dramáticos de pequeño formato: La noche de los sueños imposibles dentro del montaje colectivo Sur un fil sur elle (ESM Teatro, 2015), Las voces pervertidas (Salamanca, 2019) y Como si fuera una obra de teatro (Granada, 2020). Entre sus obras destacan los relatos El barco de la vida (3º premio en el II Concurso Búcaro de poesía y cuento, 2013), El poeta y su pluma (mención de honor en el Certamen Jóvenes Creadores de la Ciudad de Salamanca, 2015) y las piezas dramáticas Tabú: las cosas que nunca dijimos (III Premio de Microteatro de La Malhablada, 2017), Vivir de alquiler (LV Premio de Literatura Dramática Kutxa Ciudad de San Sebastián, Algaida, 2020) y Toro blanco (IX Laboratorio de Escritura Teatral Fundación SGAE).

En el ámbito poético, ha participado en revistas y antologías como O Sol é secreto, poetas celebram Eugénio de Andrade (Casa da poesía Eugénio de Andrade, 2018), Poesía Gen Z (Playground Books), Así creció mi templo: selección de textos LGBTI+ (Revista digital Liberoamérica), Zégel #6, Izotzetan islatuak (Liberoamerika Euskal Herria, 2020), Ruido (Caligrama, 2020), Cuando dejó de llover. 50 poéticas recién cortadas (Slopper, 2021) y es ganador de la IX edición de Ucopoética.

 

​​CUÁNTICA

A través de la carne

bajo el hueso, en la última partícula

el fin de la materia.

 

El átomo

      inseparable

                         forma.

Más allá de su núcleo:

                         electrones

cargados de energía,

                         quarks (protones,

neutrones subatómicos).

 

La teoría de cuerdas explica

las interacciones como un hilo en vibración.

                         Las palabras tampoco

son objetos unidimensionales,

se extienden por el espacio-tiempo.

 

No encuentro sus interconexiones.

La cuántica no resuelve la incógnita de por qué

 

llevo días sin querer escribir.